El gesto de Carlos III que provocó el plantón de los Reyes a su boda: su luna de miel en Gibraltar
105 minutos que irritaron a España. Ése es el tiempo que Carlos III de Inglaterra, nuevo monarca de Reino Unido tras la muerte de su madre Isabel II, estuvo en Gibraltar un 1 de agosto de 1981 para iniciar desde allí su luna de miel al casarse con Diana Spencer. Una escala en el Peñón, «colonia británica en territorio español», que elevó la tensión diplomática hasta el punto de que los Reyes Juan Carlos I y Doña Sofía no asistieron al enlace matrimonial del entonces príncipe de Gales y Lady Di celebrado el 29 de julio de 1981 en la Catedral de San Pablo, en Londres.
El itinerario del viaje de bodas fue conocido días antes de la ceremonia y la inclusión de Gibraltar, como punto de partida del yate real Britannia, llevó al Gobierno de España presidido por Leopoldo Calvo-Sotelo (UCD) a presentar una protesta formal a las autoridades británicas por dicha escala, que fuentes diplomáticas españolas calificaron de «gratuita», «inoportuna» e «innecesaria», según recogen las crónicas de la época.
De hecho, fue el ministro de Asuntos Exteriores del momento, José Pedro Pérez-Llorca, quien habló telefónicamente con su homólogo británico, lord Carrington, y le trasladó la queja oficial. De igual modo, el que fuera embajador de España en Londres, Fernando Arias Salgado, informó a la familia real británica de la suspensión del viaje de don Juan Carlos y doña Sofía y de que tampoco acudiría a la boda ningún otro miembro de la Familia Real española. El periodista Jaime Peñafiel contó que doña Sofía, madre del Rey Felipe VI, había encargado ya varios vestidos a las Molinero, sus modistas de cabecera.
En un intento de distensión, Juan Carlos I incluso ofreció a los novios que amarraran el yate Britannia en cualquier otro puerto español cercano, pero la Royal Family declinó y los monarcas españoles cancelaron su asistencia a la boda del siglo. El Gobierno de Calvo-Sotelo agradeció la decisión de los Reyes.
Parentesco real
Llama la atención esa significativa ausencia en aquel enlace cuando don Juan Carlos tiene una relación familiar directa con la monarquía británica de los Windsor, ya que su abuela Victoria Eugenia, casada con Alfonso XIII y madre de don Juan de Borbón, era nieta de la Reina Victoria, tatarabuela de Isabel II. Y lo mismo ocurre con la Reina Sofía y su parentesco con Felipe de Edimburgo. El abuelo del marido de Isabel II, Jorge I, era primo hermano del padre de doña Sofía, Pablo I.
Finalmente, los recién casados aterrizaron en la base militar y recorrieron las calles de Gibraltar en un deportivo descapotable hasta el puerto del Peñón para emprender su crucero de luna de miel por el Mediterráneo. El diario El País cuenta que fueron cerca de 20.000 las personas que aclamaron a la pareja en aquel recorrido de «exaltación nacional», donde hubo pancartas y gritos contra España y el Rey Juan Carlos, hoy emérito. Ahora, 41 años después y ante la entronización de Carlos III y la reina consorte Camilla, los mensajes han ido en dirección contraria desde las filas de Vox: «¡Gibraltar español y Malvinas argentinas!», ha proclamado su secretario general, Javier Ortega Smith.